En esta semana la Corte Suprema de Justicia de Tucumán recibió al Dr. Ricardo Lorenzetti, vocal de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en su salón de actos, ante numeroso público.
En dicha alocución el Magistrado Nacional insto al Poder Judicial en general a hacer una autocrítica.
Resulta interesante, que elija la palabra "autocrítica". Dicha palabra según la inteligencia artificial, tan de moda en estos momentos, nos dice: "La autocrítica es la capacidad de reflexionar y evaluar de manera honesta y objetiva las propias acciones, pensamientos o comportamientos. Implica reconocer errores, debilidades o áreas de mejora en uno mismo, así como tomar responsabilidad por ellos y buscar formas de corregirlos o mejorar. La autocrítica puede ser constructiva cuando se utiliza para el crecimiento personal y el desarrollo, pero también puede ser destructiva si se convierte en una fuente de autoevaluación excesiva o de negatividad hacia uno mismo. Es una habilidad importante para el aprendizaje y el desarrollo continuo, ya que permite a las personas identificar y trabajar en sus áreas de mejora".
Tal vez no le contaron a Lorenzetti que en Tucumán existen o coexisten varias "justicias" en una. La primera y más básica, es aquella que enfrenta pobres vs pobres. Esa justicia funciona con regularidad, ya que sus sentencias no afectan a nadie con capacidad de influencia. Luego existe la justicia de Ricos vs Ricos, en donde gana el que tiene más lobby, no el que tiene razón. Finalmente, existe aquella justicia de pobres vs ricos(incluyo a políticos e instituciones publicas). donde el resultado es cantado. La Corte de Tucumán es de cartón. Tal vez, es en esa justicia, donde Lorenzetti pedía una autocritica. Los límites, correcciones y/o sanciones a la Corte tucumana siempre vinieron de la Corte Nacional que casualmente integra Lorenzetti. Es decir, sabe de lo que habla.
Es decir se le pide a la Justicia Tucumana, representado por su órgano superior, que sea "honesta", "reconozca errores" y "que tome la responsabilidad de los propios actos". Tal vez no le dijeron al Dr. Lorenzetti con quien estaba reunido. La Corte "Suprema" de Tucumán, no esta dispuesta a ser honesta, mucho menos a reconocer errores y menos aún a hacerse cargo de las barbaridades jurídicas que dice en sus sentencias, muchas veces en instancia única. No le avisaron a Lorenzetti que ese día estaba hablando con una pared de concreto de 30 cm. Es decir, casi impenetrable. La Corte de Tucumán ha demostrado en sobradas oportunidades que carece de independencia, tanto política como institucional, violando de manera flagrante el Pacto de San José de Costa Rica, que obliga a los estados miembros a dar a la comunidad un Poder Judicial que satisfaga la tutela judicial efectiva.
Si Lorenzetti pedía a nuestra Corte honestidad, me cuesta creer tanta ingenuidad. De hecho, la palabra honestidad debería ser sacada del diccionario jurídico tucumano, ya que nadie la conoce en el palacio de justicia, menos aún en la Corte.
Sin independencia, jamás puede haber tutela judicial efectiva. Sin independencia, no se puede ser honesto. Eso es básico. Nuestra Corte no es independiente por lo tanto...nunca puede ser honesta. Pobre Lorenzetti, hablando con personas que en el fondo solo quieren un poco de poder, engrosar su cuenta bancaria, y tienen la hipocresía de representar un servicio público como la justicia, que el fondo no quieren que funcione.
Más de lo mismo...solo poder, cuentas bancarias e hipocresía.